El año que viene, las comunidades deberán devolver al Estado los recursos recibidos de más por la financiación de 2020
Las comunidades contaron en 2020 con un voluminoso colchón para encarar la pandemia. El Gobierno dejó abierto el grifo de la financiación autonómica pese al derrumbe de la actividad, a lo que sumó transferencias a fondo perdido para evitar tensiones mayores de tesorería. Gracias a estos flujos, las finanzas regionales han podido hacer frente a la crisis y aguantar el golpe, pero pronto habrá que cuadrar cuentas. En 2022 las autonomías deberán devolver al Estado los recursos recibidos de más, una factura que la Airef cifra en 5.000 millones y que ya empieza a preocupar a los Gobiernos regionales.
Así lo marcan las reglas del sistema de financiación autonómico: las comunidades reciben del Estado cada año los recursos que necesitan por adelantado, conocidos como entregas a cuenta, cuyo importe se calcula en función de los ingresos previstos. Dos ejercicios después, con los datos definitivos en la mano, se hace el encaje de bolillos. Si han percibido más de lo que finalmente se ha ingresado, reintegran la diferencia al Estado; viceversa, si la recaudación se ha comportado mejor de lo esperado, perciben un dinero extra.
Pese al repentino cambio de coyuntura, Hacienda mantuvo en 2020 las entregas calculadas antes de la pandemia, en función de un crecimiento económico estimado del 1,6%. En total, recibieron 105.868 millones, más la liquidación positiva récord de 2018, de casi 11.000 millones. Al margen de estas cantidades, les inyectó otros 16.000 millones de un fondo extraordinario para afrontar la crisis de la covid.
Fuente: EL PAÍS
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