La demanda externa aparece como la principal forma de generar crecimiento
Cuando apenas ha comenzado la complicada situación económica derivada de la pandemia, la búsqueda de fórmulas para salir de la misma no se detiene. Aunque no es comparable a la de 2008, puesto que aquella fue financiera, esos duros años sí sirvieron para dejar enseñanzas que hoy podrían ser muy valiosas: Es el caso de la puesta en valor y el fomento de las exportaciones.
En un informe de 2013, el Real Instituto Elcano explicaba que en momentos de crisis económica y bajo crecimiento, es evidente que los países que cuentan con un sector exterior dinámico, empresas competitivas e internacionalizadas y superávit exteriores, que hacen que no exista una necesidad continuada de financiación externa en momentos de escasez de crédito, juegan con ventaja.
Ello se debe, continúa el estudio, a que la economía mundial sigue teniendo importantes polos de crecimiento (en particular en las economías emergentes), por lo que la demanda externa aparece como la principal forma de generar crecimiento y empleo en un contexto en el que la demanda interna se reduce.
Una fotografía que bien podría ser la de hoy. Sin ir más lejos, las exportaciones de China volvieron a crecer por tercer mes consecutivo en agosto, lo que ayuda a que el gigante asiático esté saliendo antes del atolladero que otras economías. De hecho, el PIB ya se expandió un 3,2% interanual en el segundo trimestre.
En este contexto, desde el Banco Interamericano de Desarrollo indican que el componente de nuevos pedidos de exportaciones del PMI global comenzó a mostrar signos de recuperación después de tocar el mínimo histórico en abril. Aunque mantiene una tendencia contractiva, la alta correlación de este indicador con el de la evolución del comercio global, podría indicar una desaceleración en el ritmo de caída del volumen de intercambio mundial.
Desde la Organización Mundial del Comercio indican que “bastará con que el comercio crezca en el 2,5% por trimestre durante el resto del año para que se cumpla la proyección optimista”, esto es una caída del 13% en 2020 frente al 32% en el peor escenario.
Un pilar para la recuperación
La importancia de la internacionalización para recuperarse de un entorno económico adverso quedó reflejada en cómo creció el número de empresas entre 2008 y 2013, los peores años de la anterior recesión, que probaron suerte más allá de las fronteras españolas. Así, pasaron de poco más de 101.000 a más de 150.000 compañías.
Como recuerdan desde el Club de Exportadores e Inversores Españoles, el sector exterior puede contribuir de manera significativa a la superación del actual entorno económico, como ya hizo en la crisis desatada en 2008. En 2009, 2011 y 2012 la demanda exterior aportó más de 2 puntos al crecimiento económico. La exportación de bienes y servicios pasó de representar el 22% del PIB en 2008 al 35% en 2019.
Una tendencia que, evidentemente, se está rompiendo. Según datos de ICEX, las exportaciones españolas de mercancías alcanzaron los 124.101 millones de euros en el primer semestre del año, lo que significa una disminución del 15,8% respecto al mismo periodo de 2019, año en el que, en total, superaron los 290.000 millones de euros, el dato más elevado en la última década.
Evidentemente, los sectores que mejor han aguantado el golpe en estos meses han sido los considerados de primera necesidad y que, por tanto, no han parado su actividad como son el agroalimentario, el farmacéutico y el químico. Al otro lado de la balanza, los más afectados han sido la automoción y los bienes de equipo.
A este respecto, las exportaciones españolas de medicamentos se incrementaron en el primer semestre un 14,5% respecto al mismo periodo del año pasado, según los datos de la Secretaría de Estado de Comercio, a través de su base de datos Datacomex. Es más, esta industria ya marcó un hito en 2019 al superar por primera vez los 12.000 millones de euros de ventas en el exterior.
Del mismo modo, las exportaciones de alimentos crecieron un 6% entre enero y junio sumando 26.136 millones de euros, principalmente gracias al aumento en las ventas de productos cárnicos, sobre todo a China y, a gran distancia, a Italia, Arabia Saudí y Jordania. También por las salidas de frutas, hortalizas y legumbres a Alemania y Francia y, en menor medida, a Reino Unido y Suiza
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En este contexto, es importante tener en cuenta el factor divisa. “Incluso si la empresa exportadora ha conseguido ya un contrato con un cliente extranjero para exportar sus mercancías tiene otros riesgos que cubrir: por ejemplo, si exporta fuera de la zona euro tiene que cubrir el riesgo de fluctuación de la divisa porque podría darse el caso de que, al cobrar la exportación dentro de unos meses, sea mayor la depreciación de la divisa que el margen con el que la empresa vende y acabar teniendo pérdidas. Es muy importante cubrir correctamente el riesgo de tipo de cambio de las divisas, y desde Deutsche Bank podemos ofrecer las mejores soluciones para ello”, indica Sixto Rodrigo, responsable de Lending & Business Products y miembro del equipo de dirección de IPB España.
Riesgos y oportunidades
Si bien la pandemia es la principal preocupación ahora en todo el mundo, ésta no ha hecho desaparecer otros riesgos que ya estaban sobre la mesa. Es el caso del Brexit. El año pasado Reino Unido y la Unión Europea firmaron un Acuerdo de Retirada, por el que los británicos cuentan con un periodo de transición para su salida hasta diciembre de 2020. Esto implica que, de momento, todo sigue igual: Reino Unido sigue siendo miembro del mercado único y la unión aduanera, aunque no participa de las decisiones.
Lo que está ahora en juego es si finalmente se producirá lo que se ha denominado como Brexit duro, es decir, las relaciones entre ambos territorios se regirán por las pautas de la Organización Mundial del Comercio, lo que implica cuotas y aranceles. Un gran riesgo para las firmas exportadoras, sobre todo, teniendo en cuenta que Reino Unido es el quinto mercado más importante para las ventas exteriores de España.
No obstante, las empresas exportadoras tienen oportunidades más allá de Reino Unido. Es el caso del CETA, el acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y Canadá que entró en vigor en 2017 y que ha abierto un gran mercado a las compañías españolas, ya que permite incluso que éstas liciten en contratos públicos canadienses. Entre 2018 y 2019, las exportaciones españolas a Canadá aumentaron un 13,5%, de 1.785 millones de euros a 2.027 millones.
Por su parte, en 2011 se produjo la firma de los Acuerdos de Libre Comercio entre la Unión Europea y Corea del Sur, lo que ha permitido que actualmente Corea del Sur sea el tercer país de destino de las exportaciones españolas al continente asiático, tan solo después de China y de Japón. Entre los últimos acuerdos de libre comercio alcanzados por la Unión Europea se encuentran Singapur y Vietnam. Asimismo, se están negociando tratados con Filipinas o Indonesia.
Pese a que este año se espera que el PIB español caiga entre el 10,5% y el 12,6%, según el Banco de España, la experiencia de la anterior crisis ha generado que las compañías españolas ganen en productividad y en conocimiento de los mercados exteriores. Una enseñanza sin duda valiosa para iniciar la recuperación lo antes posible.
Por último, en cuanto a la volatilidad de las divisas, existen bancos globales y con amplia experiencia que ofrecen productos para cubrir el riesgo de sus tipos de cambio. Deutsche Bank, que trabaja con más de 6.000 pymes con negocio en el exterior, no solo es una de ellas, sino que lleva cuatro años recibiendo el Premio al Mejor Banco en Trade Finance en España, una distinción que otorga la revista Euromoney y que destaca la labor de las entidades que asesoran o financian a aquellas empresas españolas con proyección internacional.