La crisis del coronavirus ha dejado un récord negativo para la historia de la economía de Estados Unidos. El segundo trimestre se saldó con una caída del 9,5% en el PIB como consecuencia del cierre de negocios y las cuarentenas generalizadas en todo el país durante los meses de primavera. Se trata de la mayor contracción desde que existen registros, un dato que es aún más escandaloso si se consulta la tasa real anualizada. En ese caso el descenso fue del 32,9%, de acuerdo a los datos del Departamento de Comercio.
Nunca antes se había producido un colapso semejante de la principal economía mundial, ni en escala ni en velocidad. Esta crisis se ha llevado por delante los datos de capítulos anteriores como la Gran Depresión y la recesión de 2008, una decisión consciente de cerrar la economía para prevenir la propagación de la Covid-19 que los expertos creen que tardará mucho tiempo en disiparse.
El informe se da a conocer coincidiendo con una nueva cifra negativa de desempleo. En total, 1,43 millones de trabajadores se acogieron al subsidio de desempleo la semana pasada, lo que supone la decimonovena semana consecutiva en la que se apuntan al paro más de un millón de personas. El dato es peor que el de la semana anterior. Entonces solicitaron ayuda 1,42 millones de personas.
A eso hay que sumarle el final de las prestaciones complementarias de desempleo para los más de 17 millones de parados que hay en la actualidad. El viernes se terminarán esas ayudas, uno de los capítulos más polémicos del paquete de ayudas aprobado por demócratas y republicanos para paliar los efectos de la crisis.
“Estamos ante una situación desesperada”, admitió Diane Swonk, jefe economista de la firma Gran Thornton en declaraciones al The New York Times. Y lo puede ser más si ambos partidos no desbloquean las negociaciones para enviar otro paquete de ayudas con carácter de urgencia. La nueva inyección de capital contempla enviar más dinero directamente a los hogares tras los cheques de 1.200 dólares por persona de la ronda inicial.
El mal dato del PIB provocó una caída del índice Dow Jones, que se dejaba 300 puntos a media jornada. El Nasdaq, donde cotizan muchos de los grandes valores tecnológicos, resistía las caídas del resto del parqué con una leve subida.