El comercio mundial ha sido y es, sin duda, uno de los principales damnificados por la profunda convulsión que ha provocado la pandemia. Un golpe histórico sobre la demanda y sobre la oferta que ha impactado de forma asimétrica, según sectores y regiones.
Se espera que este año la caída en los flujos comerciales de bienes a nivel mundial sea de una envergadura mayor que en 2009, y que se produzca la mayor caída del comercio mundial en ochenta años. Este shock ha modificado la tendencia moderadamente optimista del comercio mundial, ya que, antes de iniciarse la pandemia, parecía que podría producirse una recuperación de los flujos internacionales, favorecidos por la tregua en la guerra comercial entre Estados Unidos y China y la expectativa de un Brexit ordenado.
Nuestro sector exterior inició 2020 con resultados prometedores, con un crecimiento de las exportaciones de bienes del 3,5% interanual en enero y febrero, que ahora se han visto ensombrecidos por el impacto de la crisis, dejando el acumulado en los cinco primeros meses del año en un descenso del 17%, en línea con el resto de países de nuestro entorno. Ahora bien, el descenso de las importaciones ha sido aún mayor (18,5%), lo que ha permitido reducir el déficit comercial en más de 4.000 millones de euros.