KPMG ha planteado en el Congreso de los Diputados la necesidad de apostar por ayudas directas e incentivos a empresas y sectores productivos para no depender únicamente del crédito del sector financiero, una vía por la que considera que España ha optado por la capacidad fiscal a la que ha llegado a la crisis provocada por la pandemia del virus Covid-19.
Así, ha señalado que las empresas y los sectores requerirán de más apoyos, además de la liquidez que, a través de las garantías públicas del Instituto de Crédito Oficial (ICO), se está facilitando a las compañías, y ha citado ayudas directas o el incentivo de “determinados consumos”, como el plan de ayuda en la automoción que prepara el Gobierno.
Asimismo, ha defendido alargar la flexibilización de medidas regulatorias en el sector financiero, ante la posibilidad de que las entidades deban ser más cautas a la hora de facilitar liquidez y un “marco propicio” que garantice seguridad jurídica, previsibilidad, condiciones de financiación “razonables”, precios de la energía “adecuados” y “un mercado laboral eficiente”.
Uría ha destacado que la crisis acabará teniendo un “fuerte impacto” en los balances bancarios y sus cuentas de resultados, ante la caída de la actividad y el incremento de la morosidad, pero ha defendido la “sólida” posición del sector financiero, pues considera que “los bancos hoy se encuentran en una posición muchísimo más robusta que al final de la crisis”.
Una situación fruto también, ha explicado, de las exigencias regulatorias y del saneamiento exigido por las autoridades comunitarias. Si el volumen de capital de mejor calidad de las entidades financieras europeas en 2009 se quedaba en el 9%, diez años después alcanza el 15%, ha dicho.
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