Así lo pone de manifiesto una encuesta realizada por el Club de Exportadores, en la que se identifica como principales problemas las restricciones de movilidad y la caída de la demanda exterior.
Casi ocho de cada diez empresas exportadoras, el 77,4%, aseguran que la crisis provocada por el COVID-19 está impactando a corto plazo de forma bastante negativa o muy negativa en su actividad internacional, y señalan como principales problemas las restricciones de movilidad que han impuesto los países (este factor recibe una puntuación de 3,64 sobre cuatro puntos posibles) y, en segundo lugar, la caída de la demanda exterior derivada de la recesión económica (3,03 puntos).
Estas son algunas de las principales conclusiones que se desprenden de una encuesta realizada por el Club de Exportadores e Inversores Españoles entre su base asociativa, formada por empresas de todos los sectores productivos con una facturación conjunta equivalente al 20% del PIB español.
A los problemas ya citados que dificultan la actividad exportadora a causa de la pandemia, las empresas perciben el impacto negativo de otros factores, como unos instrumentos de apoyo menos ventajosos en España que los vigentes en países competidores (2,87 puntos), los problemas de liquidez de los clientes (2,84), la peor imagen de España en sus países cliente por la mayor incidencia de la crisis sanitaria (2,75) y los problemas en la cadena de suministro (2,65).
Como factores menos relevantes, las empresas mencionan la competencia de empresas de otros países (2,48), los problemas de entrega de bienes o servicios de exportación (2,45), el aumento de los costes en España derivados de impuestos y cotizaciones sociales más elevados (2,43), el aumento de las barreras a la importación en países clientes (2,31) y la quiebra o cierre de subcontratistas o proveedores de bienes y servicios (2,14).