Antes del confinamiento, el teletrabajo resultaba una posibilidad para 4,4 millones de españoles, un 22,3% de la población ocupada por aquel entonces, calculaban en Randstad. Sin embargo, cumplir con el empleo desde el hogar seguía limitado en la práctica: 1,5 millones de personas a finales del pasado año, según Adecco, un 7,9% de los ocupados. Algunos expertos creen que en un futuro próximo ese dato se triplicaría. En España teletrabajaba un 4,3% de la población en 2018, pero el Covid-19 dará a todas luces un impulso definitivo a esta fórmula laboral, como admiten en muchas empresas.
En la sede en Madrid de Vodafone, por ejemplo, ya se trabajaba así un día a la semana antes de la pandemia. En Telefónica, teletrabaja ahora en torno al 95% de la plantilla española, de manera que apenas medio centenar de profesionales acude a sus principales instalaciones en Las Tablas, que habitualmente acogía a aproximandamente 12.000 personas.
Esa empresa firmó la pasada semana un acuerdo para la desescalada y tiene muchos puntos en común con el plan del Gobierno: una fase 0 y otras tres en el horizonte. De cara al desconfinamiento, la OMS pedía en abril «promover medidas como el teletrabajo, el escalonamiento de turnos y cualesquiera otras que reduzcan los contactos personales». Esas palabras, prácticamente textuales, se encuentran en el plan de Sanidad. El 11 de mayo, con la fase 1, se analizarían los riesgos del retorno, pero el Ministerio no contempla «protocolos de reincorporación presencial» al menos hasta la fase 3, que como pronto comenzaría el 8 de junio.
Fuente: EL MUNDO