Bajo el nombre de Pandemic Emergency Purchase Program (programa de compras de emergencia pandémica, en inglés) el BCE añade un voluminoso paquete a los 120.000 millones de euros anunciados el pasado jueves.
Con nocturnidad y alevosía, pero llegó el regalo del Banco Central Europeo (BCE) a los mercados. La autoridad monetaria se ha sacado de la chistera el último conejo: un programa de urgencia de compras de deuda valorado en más de 750.000 millones de euros y dirigido a acabar con la escalada de los intereses de la deuda de los países más afectados por la expansión del coronavirus, como Italia, y que “amenaza la correcta transmisión de la política monetaria”.
Bajo el nombre de Pandemic Emergency Purchase Program (programa de compras de emergencia pandémica, en inglés), el BCE añade un voluminoso paquete a los 120.000 millones de euros anunciados el pasado jueves. Todas estas compras deben realizarse antes de que termine el año en curso y se suman a los 20.000 millones de euros al mes que la institución que preside Christine Lagarde ya adquiría en el marco de su tradicional programa de compras de activos (Asset Purchase Program).
En total, el BCE acudirá a los mercados este año para adquirir más de 1,1 billones de euros repartidos entre deuda soberana y deuda corporativa. Más de 1,3 billones de euros si se le suman, además, las reinversiones de los bonos que ya tiene en su cartera, pero que alcanzan su vencimiento.
Pero el programa de compras no tendría por qué finalizar este año. La institución se deja la puerta abierta a alargar las adquisiciones de bonos “hasta que juzgue que la crisis del coronavirus ha acabado”. Además, las compras de bonos soberanos se llevarán a cabo con flexibilidad total de forma que se pueda poner el foco sin miramientos sobre los países más afectados.
El nuevo PSPP es el resultado de la reunión de urgencia que mantuvo en la tarde-noche de este miércoles de forma telemática el Consejo de Gobierno del BCE. El paquete de medidas anunciado en la última reunión, centrado en dar liquidez a la banca para mantener el flujo del crédito, no logró calmar a los mercados, pero la institución europea espera cambiar las tornas con esta medida.
Además del elevado volumen de compras que pone sobre la mesa, la institución que preside Christine Lagarde lanza toda una declaración de intenciones: “El consejo de Gobierno está completamente preparado para incrementar el tamaño de su programa de compras de deuda y su composición, cuanto sea necesario y hasta cuando se necesite”, indica el comunicado con reminiscencia a las famosas palabras del ya ex presidente Mario Draghi que, en 2012 y en plena crisis de deuda europea aseguró que el BCE haría “lo necesario para salvar al euro” (whatever it takes).
Grandes novedades
El PSPP que ha lanzado el BCE presenta grandes novedades respecto a los anteriores programas de compras. En primer lugar, se abre a la adquisición de bonos griegos, pese a que el país sigue sin tener ráting en grado de inversión por parte de las agencias de calificación crediticia, como exigía la anterior herramienta, un aspecto que siempre resultó polémico y que dejó al país heleno -el más afectado por la crisis de deuda- sin acceso a los estímulos del BCE.
En segundo lugar, la institución europea se abre la puerta a la compra de pagarés, es decir, deuda corporativa a corto plazo, un universo que en la zona euro alcanza un volumen de más de 40.000 millones de euros. La Reserva Federal, entre otros bancos centrales, ya anunció la adquisición de este tipo de activos, cuyo mercado es mucho más grande en Estados Unidos.
En principio, el nuevo programa seguirá regido por las limitaciones autoimpuestas en otras ocasiones, como la clave de capital o el límite por emisor. La primera hace referencia al reparto de las compras de deuda, que se lleva a cabo en función del capital que cada país aporta al BCE y que viene determinado a su vez por la población y el PIB de cada Estado. La segunda, la más cuestionada, es la restricción a comprar más del 33% de toda deuda de un mismo país para evitar tener posiciones de bloqueo en materia de posibles reestructuraciones.
Sin embargo, en un movimiento que puede cambiar el devenir de la política monetaria europea, el BCE ha subrayado que “en la medida que algunos de los límites autoimpuestos pudieran obstaculizar la acción necesaria para cumplir con el mandato, el Consejo de Gobierno consideraría revisarlos para hacer que su acción sea proporcional a los riesgos que encaramos”. “El BCE no tolerará ningún riesgo a la correcta transmisión de su política monetaria en las jurisdicciones de la zona euro”, remata con contundencia la institución.
Fuente: https://www.expansion.com/mercados/2020/03/18/5e728f47468aebe5618b45fe.html