El país se ha enfrentado a la crisis del COVID-19 con medidas estrictas y lo ha hecho con gran éxito. Ahora ya solo piensa en volver al crecimiento económico y a desarrollar ambiciosos planes para mejorar el bienestar de la población
Una demostración de la eficaz y estricta lucha contra la pandemia del coronavirus por parte del país tuvo lugar el pasado mes de febrero, cuando, durante el torneo Open de Tenis de Australia, al que ya podían acudir espectadores, se detectó un caso positivo de contagio y se suspendió de inmediato la presencia de público durante cinco días, confinándose la ciudad de Melbourne, sede del evento.
Hoy, la normalidad en el país es prácticamente un hecho, aunque se mantiene la alerta ante las posibles nuevas cepas del virus, así como la cuarentena obligatoria para los extranjeros que lleguen a su territorio.
El resultado no puede ser otro que un desempeño de su economía mucho más favorable que la mayoría de los países desarrollados durante 2020 -el peor año de la pandemia-, con una tasa de variación del PIB del -2,5%, cifra que resiste cualquier comparación con el resto de las economías mundiales.
Creciente apertura comercial
Aunque el país tiene una gran dependencia de sus exportaciones a China, cada vez está más integrado en la economía mundial. Su tasa de apertura comercial se situó en el 46% en 2019, si bien, con la aparición de la pandemia, en 2020 se redujo por debajo del 40%.
Quizá su gran lejanía geográfica con la mayor parte del mundo puede no ser un elemento muy favorable, pero, no obstante, dispone de un gran potencial. Sus 25 millones de habitantes disfrutan de una elevada renta per cápita, próxima a los 51.000 dólares estadounidenses, y se caracterizan por los mismos hábitos de consumo de los demás países anglosajones.
Un aspecto que deben tener muy en cuenta los operadores españoles interesados en este mercado a la hora de hacer negocios son las enormes distancias existentes en el país. El territorio australiano, con casi ocho millones de km2, es 15 veces más grande que el español. Los grandes centros de distribución se concentran principalmente en las ciudades de Sídney, Melbourne y Brisbane en el este, y Perth en el oeste, esta última tan distanciada del resto que, en realidad, conforma un mercado con características propias.